En Estrado.
El presidente de la Corte Suprema, Guillermo Silva Gundelach se refirió, participó en una nueva edición del juramento de abogados, instancia en que abordó los 21 años del Código Procesal Penal y su impacto en todo el sistema de justicia.
El cuerpo legal se publicó un 12 de octubre del 2000 y según la máxima autoridad del Poder Judicial, “dio inicio a la transformación completa del sistema de justicia criminal, cristalizando el anhelo de contar con una justicia moderna, eficiente, transparente y, por sobre todo, respetuosa de las garantías fundamentales que nuestra Constitución y los compromisos internacionales asumidos por Chile aseguran a todas las personas”, dijo según un comunicado del Poder Judicial.
Silva destacó los desafíos del sistema y argumentó que el mismo ejercicio político, cultural y legal que se hizo hace mas de 20 años puede ser un buen ejemplo para el proceso costitucional que vive Chile. Pero también apuntó a los temas pendientes.
“Sin perjuicio de los significativos avances que implicó este giro de 180 grados en el proceso penal, bien sabemos que hay aspectos que mejorar: un sistema de ejecución penal apropiado, el fortalecimiento de las policías y la mayor coordinación del sistema, entre otros aspectos. Estos son algunos desafíos que enfrenta la justicia penal, pero cuya envergadura no se compara de modo alguno con la Reforma Procesal Penal. Y cuando digo que no se comparan, no me refiero solamente al evidente cambio jurídico e institucional, me refiero también a los esfuerzos culturales y a la capitalización de la legitimación política que tuvo que emplear la Reforma”, resaltó.
“Estamos experimentando un proceso de revisión de las bases políticas de la convivencia nacional, tránsito en el que existen múltiples actores, con intereses comunes y convergentes, especialmente en el objetivo central, la búsqueda de una casa común para los chilenos y chilenas. Pero también hay resistencias, diferencias y discrepancias. Estas diferencias, en un país civilizado como el nuestro, se deben resolver pacíficamente, a través de los órganos y autoridades que nos hemos dado, y así se ha hecho y tengo la confianza que se resolverán. La Reforma Procesal Penal es una buena muestra, reconocida internacionalmente y por los expertos, de cómo podemos unirnos en un desafío enorme, conducirlo con eficacia y oportunidad y llegar a un resultado exitoso que ha mejorado la vida de las personas”, concluyó.