La reputación de un sistema de justicia: tres claves. Por Diego Palomo

Nov 17, 2023 | Opinión

La reputación de un sistema de justicia se erige como un pilar fundamental en la estructura de la sociedad, y su fortaleza descansa, en gran medida, en la calidad de los abogados que lo componen. Estos profesionales no solo son defensores legales, sino mostrar un desempeño en coherencia con la importancia de su función. Su destreza, ética y compromiso profesional modelan el tejido mismo del sistema, influyendo directamente en la percepción pública y en la confianza depositada en las instituciones judiciales.

 

La independencia de los jueces constituye, casi huela apuntarlo, un cimiento esencial para la reputación de un sistema de justicia. La imparcialidad y la libertad de influencias externas son esenciales para garantizar que las decisiones judiciales se basen únicamente en la ley y, en su ausencia en la equidad. La independencia judicial no solo protege los derechos fundamentales, sino que también proyecta una imagen de elemental integridad que contribuye a la legitimidad de todo el sistema.

 

Por su parte, la celeridad y eficiencia en la toma de decisiones judiciales son aspectos ineludibles para alcanzar una tutela judicial efectiva. La sociedad demanda respuestas rápidas (y justas) a sus controversias, y un sistema que responde con prontitud (razonable) refuerza la confianza en su capacidad. La demora excesiva no solo merma la fe en el sistema, sino que también puede tener consecuencias adversas para los implicados, afectando negativamente sus vidas y sus derechos.

 

En este sentido, la reputación de un sistema de justicia no solo se construye en los tribunales, sino en la experiencia cotidiana de aquellos que buscan tutela legal. La transparencia en los procedimientos, la accesibilidad a la justicia y la comprensión de las necesidades de la sociedad son elementos cruciales para consolidar una reputación positiva. Un sistema que se adapta a las demandas siempre cambiantes y que incorpora mecanismos eficaces de resolución de las disputas se levanta como un baluarte de confiabilidad.

 

En definitiva, la reputación de un sistema de justicia reposa en la adecuada combinación de diversos elementos, siendo los abogados de calidad, la independencia judicial y la prontitud en las decisiones judiciales los pilares fundamentales. Estos componentes no solo moldean la percepción pública, sino que también determinan la eficacia real del sistema en la protección de los derechos individuales y la promoción de la justicia dentro de una Sociedad cada vez más desconfiada.

 

Solo a través de un compromiso constante con estos principios se puede forjar y preservar una reputación que inspire confianza y respeto en la sociedad. Si uno de estos factores no está funcionando, compromete el desempeño de todo el engranaje del sistema, con consecuencias que el lector puede imaginar, pero que en lo control ligan con un debilitamiento de la institucionalidad democrática.

 

Por ello, en aras de no poner en riesgo esta institucionalidad debe asumirse con real vocación (más allá de las grandes declaraciones) una política de tolerancia cero cuando algunos se permiten cruzar límites que marcan la diferencia entre un verdadero sistema de justicia y una caricatura del mismo.

 

Diego Palomo

U. de Talca

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