Historias de Inocentes: una pista que surgió en Dicom e irregularidades en el reconocimiento provocaron que carpintero estuviera dos años detenido por un crimen que no cometió

Ago 9, 2020 | Actualidad

Créditos Imagen : Defensoría Penal Pública/ Freddy Llanquin

Malú Urzúa, En Estrado.

Era casi la medianoche del 20 de mayo de 2015 y una decena de jóvenes, hombres y mujeres, se encontraban tomando cerveza y conversando en el bandejón central de Avenida El Sauce, en Huechuraba, un lugar al que todos los vecinos llamaban, a secas, “la plaza”. Llegó entonces una camioneta roja Dodge modelo Dakota, de donde se bajaron tres hombres. Uno de ellos andaba a rostro descubierto, mientras que de los otros dos nunca quedó claro si usaban capucha o sólo llevaban sus rostros tapados desde los ojos hacia abajo.

El hombre a rostro descubierto apuntó a uno de los jóvenes y dijo “él fue”, el otro sacó de debajo de su poncho una escopeta apuntó a los amigos advirtiendo que no se metieran y disparando al aire, y el tercero arremetió contra a la víctima con un cuchillo. Lo hirió en el tronco y en el muslo, causándole un corte en la arteria femoral que terminó unas horas después en su muerte. Tras el ataque, trío se subió al vehículo y escapó.

Antecedentes comerciales

De inmediato los amigos del joven asesinado reconocieron la camioneta roja y la casa de su propietario, un vecino del barrio, pareja de la dueña de un negocio cercano. Los detectives fueron a la casa e ingresaron la dirección a la base de datos de Dicom Equifax para saber quién vivía ahí. El dueño del vehículo rápido reconoció saber del hecho, pero dijo que se había tratado de una riña cuyo inicio él no había podido observar. Esa fue su versión.

Identificó a uno de ellos como primo suyo y al otro como un amigo de éste, de quien no sabía el apellido. Según él, recién varias cuadras más allá se enteró que su primo había acuchillado a alguien en la plaza, cuando él mismo se lo confesó. La Brigada de Homicidios de la PDI interrogó al primo, que dijo haber estado en clases nocturnas a la hora del crimen y no tener idea del tema. Fue descartado. Dos días después abandonó el país.

Los policías, además, habían escuchado otra pista: vecinos del sector decían que el dueño de la camioneta roja había actuado con familiares, así que buscaron en Dicom, recolectaron antecedentes de su red familiar y encontraron a sus dos hermanos, Freddy Llanquin y Manuel C.. Los amigos que acompañaban a la víctima ese día en la plaza los reconocieron; a Freddy como el de la cuchilla, a Manuel como el de la escopeta. Los detuvieron a ambos un mes después del crimen. A raíz de esta información, incluyeron en las actas de reconocimiento las fotos de Freddy y Manuel C.

Manuel, sin embargo, rápidamente pudo acreditar que se encontraba en una tocata con su banda en la comuna de Recoleta. Presentó a la fiscalía testigos y videos, y ésta aplicó decisión de no perseverar contra él. A Freddy, en cambio, lo llevó a juicio oral buscando contra él una condena de 10 años y un día como autor directo del crimen.

“Cero seriedad” en el reconocimiento

Freddy, entonces de 39 años, era carpintero y a la fecha del homicidio vivía hace 10 años con su esposa en la ciudad de Los Andes. Aunque tiempo atrás había trabajado con su hermano en un taller de muebles que éste tenía en su casa en Huechuraba, hacía casi dos años habían peleado por una herencia del padre y se alejaron.

La esposa de Freddy Llanquin dijo haber estado con él en Los Andes el día y a la hora del crimen. Presentó también una boleta de compra en una ferretería fijada a las 20 horas del 20 de mayo, y un certificado de un bautizo familiar realizado al otro día donde él figuraba como padrino.

La Defensoría Penal Pública puso a la vista de los jueces orales las actas del reconocimiento fotográfico que habían efectuado cinco testigos. En una de ellas estaba en blanco la parte en que debía colocarse el número de foto y el set en que se encontraba la persona reconocida, mientras que en el resto se señalaba un número que correspondía a otra persona. Aun así, tras ellas se había adjuntado la ficha de Freddy Llanquin como el individualizado.

Las actas, además, venían en blanco en el ítem “descripción de imputado”, datos que se piden necesariamente antes de mostrar los set de fotos.

Se sumaba a todo el hecho que los mismos testigos que supuestamente lo apuntaron, también reconocieron en el set al otro hermano, y ya se había comprobado que éste se encontraba a varios kilómetros ese día, a esa hora. Se suponía, además, que los hechores habían actuado con sus rostros cubiertos. La diligencia no era confiable, alegó.

“¿Qué seriedad o credibilidad puede tener esta diligencia de reconocimiento? A juicio de estos magistrados, cero”, dijeron los jueces en su fallo. “Se evidenció una falta de seriedad, prolijidad y de conciencia sobre la importancia del deber de registro de las actuaciones policiales, que protegen la transparencia de las diligencias, resguardan derechos, y atestiguan el respeto del debido proceso”, agregaron.

Sobre el reconocimiento que los testigos hicieron en el mismo juicio, lo consideraron “inductivo, por sí solo, ya que se ha producido en la sala de audiencias, sin aportar ningún otro antecedente previo, tal como una descripción física anterior en su declaración, tampoco de una diligencia previa, durante la investigación”.

Ese día del fallo, el 23 de enero de 2018, Freddy Llanquín fue absuelto por el Segundo Tribunal Oral en lo Penal de Santiago, tras pasar 2 años 6 meses en prisión preventiva.

“En fin, el número de descriterios investigativos atraviesan toda la investigación, tal como la desproporcionalidad, toda vez que para corroborar las coartadas de Freddy Llanquín y Manuel C., a quien se atribuyó participación en el homicidio, no bastaron los interrogatorios de numerosos testigos, acompañamiento de documentos e incluso videograbaciones. De manera que, luego de toda esta fundamentación y reflexión sobre la posible participación de Freddy Llanquin, en el homicidio, quedó convencido el Tribunal que, el gran pecado de Freddy Llanquin, tomando como base la declaración del encargado de este procedimiento investigativo, el detective J.M.R., fue figurar en el sistema Equifax, como pariente de (dos personas vinculadas al caso), (registro) desde donde se obtuvo la red familiar (de una de esas personas), (lo) que motivó la inclusión de las fotografías de Freddy y Manuel, en los Sets de reconocimientos fotográficos”, señala la resolución del tribunal.

En la resolución, los jueces reprocharon también a la fiscalía no haber seguido la pista del primo. Del hombre del poncho y la escopeta nunca se supo nada. Las razones del ataque tampoco pudieron aclararse.

 

 

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