Historias de Inocentes: una noche en Bellavista que les cambió la vida a dos trabajadores colombianos

Sep 20, 2020 | Actualidad

Créditos Imagen : Defensoría Penal Pública

Malú Urzúa, En Estrado.

Iba a ser una noche de “carrete”. Los dos jóvenes colombianos en Chile, uno el dueño de un pequeño negocio y el otro su empleado, recién habían recibido una buena paga. Se fueron al barrio Bellavista a celebrar. Cerca de las 21 horas entraron a una discoteca y conocieron a unas amigas. En una de las discos que visitaron uno de ellos se sintió mal, las chicas pidieron salir de ahí y se fueron todos caminando al Parque Forestal. A las 3:00 AM, con unas copas demás y felices. Hasta ahí grabaron las cámaras.

Steven García y Richard Escudero fueron detenidos en una calle del centro cerca de las 4:00 AM. Iban los dos caminando cuando se les acercó una patrulla, de ahí a la comisaría y luego a esperar la audiencia con el juez en el turno de la tarde. Fueron entrevistados en los calabozos por el defensor público, Mauricio Jara. El juez le dio 10 minutos.

“Les dije que iban por robo calificado y supuesta violación. Estaban desconcertados, se interrumpían el uno al otro, decían que no tenían nada que ver”, recuerda Jara de ese día 10 de febrero de 2017. Ellos le contaron la historia. Le dijeron que en los matorrales del Parque Forestal habían tenido contactos sexuales con ellas, y que estaban en esa situación cuando una sacó un cuchillo, la otra se abalanzo y entre ambas intentaron robarles. Steven las enfrentó y a una le pegó un manotazo en la nariz. Escaparon rápido, atónitos por lo ocurrido. Uno de ellos además le dijo a Jara que en esos momentos se sentía muy mareado.

“Revisé carpeta de investigación. Las víctimas, dos mujeres jóvenes, declaraban que habían estado en el cumpleaños de una amiga en el parque Bustamante y que iban regresando por el Forestal a las 3:00 AM cuando dos hombres las empezaron a seguir y decirles piropos. Dijeron que nunca los habían visto. Entonces uno las adelantó, las agarraron y las llevaron a unos matorrales para intentar violarlas. Decían que habían peleado con ellos para zafarse –una mostraba la nariz con mucha sangre- y en ese minuto supuestamente llegó un ciclista que les comenzó a lanzar cosas a los imputados. Ahí pudieron quitarle a uno un cuchillo que tenía, entonces los dos escaparon corriendo. Decían que justo pasó un vehículo de seguridad ciudadana, y denunciaron lo ocurrido. Ellos dieron la alerta a Carabineros, que los pillaron cinco cuadras más allá”, agrega.

En la audiencia, el fiscal replicó el relato de las denunciantes y mostró el cuchillo que supuestamente las víctimas habían arrebatado a los detenidos. No contaba con el testimonio del ciclista, ni alguna característica que permitiera identificarlo.

“Pedí como cautela de garantías en audiencia que se oficiara a PDI para inmediatamente requerir las cámaras… Era un viernes. Yo sabía que las imágenes duran 5 días y se van regrabando las cintas, así que tenía que ser muy rápido. Al día siguiente, con los nombres de los pubs, yo mismo partí a Bellavista”, cuenta Jara.

En el primer local, la mayoría de los meseros eran extranjeros. Jara les mostró las fotos de los detenidos y de las mujeres. Le dijeron que a ellos los conocían, que eran clientes. Recordaban también haber visto a las jóvenes esa noche. “Lamentablemente en el pub adentro no había cámaras, las que tenían eran sólo ornamentales, disuasivas, decían. Pero estaban todos dispuestos a ser testigos. Ellos permitirían acreditar que se habían conocido antes”, dice Jara.

El abogado siguió con su periplo, visitó el segundo pub, no encontró nada interesante y se fue al tercero.

Jara relata: “El jefe del local me dijo: yo te voy a ayudar. Me contó que hacía poco había visto un caso del Proyecto Inocentes de la Defensoría en un matinal. Subimos a las oficinas y estuvimos varias horas ahí porque las cámaras tenían malas las fechas y tuvimos que revisar muchas grabaciones. Ya eran las 2 de la mañana cuando los detectamos entrando a los cuatro juntos. Se pudo hacer un zoom y se vio clarito que eran ellos. Rato después las cámaras los mostraban yéndose todos juntos, uno dando tropezones y una de las niñas guiándolo de la mano”.

“Le pedí al fiscal ver el SAF de las supuestas víctimas, y una tenía una denuncia por robo con intimidación puesta por un trabajador de un local pesquero que hace tiempo estuvo con ella y, después de una copa de vino, perdió el conocimiento y también un maletín con un millón de pesos”, agrega.

El defensor indica que “el fiscal llamó a las mujeres a declarar con urgencia. Llegó una, que reiteró el relato. El fiscal le preguntó directamente si los conocía, y ella le dijo que no, que nunca antes lo había visto. Ahí le mostró el video. El fiscal dice que ahí la joven lo único que quería era salir del interrogatorio, que luego dijo que había dicho que no los conocían por presiones de su amiga, pero que sí les habían intentado robar y violar, y que se fue rápido (tras la diligencia). La otra nunca se presentó”.

Se pidió una audiencia de sobreseer el caso. Así, sin la oposición de la fiscalía, la jueza Eli Rothfeld acogió la solicitud de la defensa decretando el sobreseimiento definitivo de la causa de acuerdo a las letras A y B del artículo 250 del Código Procesal Penal, esto es por la inexistencia de delito y por haberse acreditado claramente la inocencia de los imputados.

Un mes después, Steven, Richard, el abogado Jara y el jefe del Proyecto Inocentes se juntaron en la explanada del Centro de Justicia para tomarse una foto.

“La difusión que se ha hecho de los casos de inocentes de la Defensoría es maravillosa”, dice el defensor público. “No sé si habría sido tan fácil conseguir las pruebas –reflexiona- si el jefe de ese local no hubiese visto ese matinal. Él fue muy amable. Sabía que podía estar frente a una de esas situaciones y quiso ayudar. Empatizó con la posibilidad de que alguien fuera a la cárcel injustamente”.

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