Domingo Hernández, exministro del TC: “El Tribunal Constitucional ha ido perdiendo protagonismo y va a tener que reinventarse”

Jun 2, 2020 | Estudio Jurídico

Por Andrés López, En Estrado.

El exministro del Tribunal Constitucional, Domingo Hernández, se incorporó en calidad de consultor al estudio Cisternas y Cía. Con esto, el abogado con amplia trayectoria en el mundo académico y experiencia en la resolución de conflictos constitucionales dio el paso al mundo privado.

Hernández es presidente del Instituto Chileno de Derecho Administrativo, profesor de Derecho Administrativo y conferencista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Talca, donde también participó como investigador del Centro de Estudios Constitucionales de Chile. Entre 2012 y 2020 integró el Tribunal Constitucional y con anterioridad también fue abogado integrante de la Corte Suprema. Hernández conversó con enestrado.com sobre su nueva etapa y analizó el presente del TC.

-¿Cómo toma este desafío de volver al mundo privado después de su paso por el Tribunal Constitucional? 

-Yo normalmente he desarrollado mi vida en el ámbito académico, soy profesor de Derecho Administrativo por más de 50 años y comencé en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile como ayudante de don Enrique Silva Cimma. En el Tribunal Constitucional estuve por casi ocho años y con imposibilidad absoluta de ejercicio (por ser ministro del TC) de manera que cerré mi oficina profesional. Ahora retorno a una vieja afición y lo miro con muchas expectativas, todavía me siento en condiciones de aportar algo.

-¿Cuál será su rol en el estudio Cisternas y Cía.?

-Mi especialidad es el Derecho Público, Político, Constitucional y Administrativo. En el ámbito del Derecho Público utilizaré mi experiencia en la gestión profesional del estudio, en materias de consultorías y eventualmente cuestiones contenciosas, administrativas o constitucionales.

-¿Qué es lo que viene con este cambio de paradigma por el Covid-19? ¿Cómo debería enfrentar un estudio jurídico estos nuevos temas?

-Todo es distinto y seguirá siendo diferente. La convivencia no va a volver a ser lo que era antes. Probablemente esta situación de aislamiento físico, prefiero utilizar esa palabra antes que el aislamiento social, permanecerá algún tiempo. Por consiguiente, la vida profesional, académica y social, va a tener que adaptarse. Se van a hacer cada vez más corrientes las conferencias a través de plataformas digitales y en esa forma se ha ido desarrollando el ejercicio de la profesión en el último tiempo, y eso no creo que vaya a variar sustancialmente en los meses que vienen. No solo en lo social, sino también en lo político vamos a tener que irnos adaptando a este nuevo tiempo. Las situaciones de anormalidad constitucional y política ameritan también medidas distintas y eso será lo que irá ocurriendo.

La situación del Tribunal Constitucional

-¿Cómo cree que saldrá el TC de la futura discusión sobre cambio constitucional que vendrá? ¿Será limitado su rol o saldrá fortalecido?

-Desde luego que el acuerdo que se adoptó el 15 de noviembre le quita de forma importante el piso y rol protagónico al TC. Como que todos los conflictos que den a lugar la convención constitucional que viene y sus decisiones van a ser resueltos, en caso de controversia, ya no por el Tribunal Constitucional, sino por la Corte Suprema. Entonces, el Tribunal Constitucional ha ido perdiendo protagonismo y va a tener que reinventarse, de manera de recuperar no sólo su prestigio, sino también el rol que le corresponde asumir como intérprete último de la Constitución y aportar su experiencia en la medida en que le sea requerida en el nuevo momento constitucional que se avecina.

-¿Existe el peligro que desaparezca?

-Creo que los tribunales constitucionales son necesarios, porque la ley debe ser interpretada en función de valores y espíritu superiores que están encarnados en el texto de la ley fundamental y el órgano llamado precisamente a interpretar la norma constitucional es el Tribunal Constitucional. En la medida que eso se comprenda, es evidente que el TC va a tener que subsistir, con otra composición, quizás con atribuciones más restringidas eventualmente o con otras distintas, pero no avizoro la eliminación del Tribunal Constitucional.

-¿Afectarán las polémicas actuales que enfrenta el tribunal?

-Creo que hay que esperar. En este momento, la gente juzga con excesiva rigurosidad al TC y le atribuyen intencionalidades que no existen, decisiones políticas, que si se analizan con detención los fallos, no están motivados necesariamente por cuestiones de política contingente, sino que por la búsqueda de dar una interpretación real y auténtica al precepto legal en relación con la Constitución. Yo creo que el Tribunal Constitucional tiene que comprender el momento que se está viviendo, adaptarse a ese momento, pero pienso que va a recobrar en un futuro no muy lejano el prestigio que alguna vez tuvo.

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