Hace algunos años -más de una década al menos- mientras estaba junto a mis hijas unido a otros padres y varios infantes, reunidos en la esquina de la calle José Leyán esquina Julio Vrancken -en la comuna de Talagante- a efectos de observar el paso de las carretas adornadas para la ocasión que daban cuenta de la fiesta religiosa popular llamada Cuasimodo; divisamos a lo lejos la caravana.
Todos los padres nos dimos cuenta, que antecedían al grupo dos motoristas de Carabineros que les escoltaban y abrían el paso a tan esperada comitiva. Varios adultos estábamos muy emocionados y alegres de observar esta verdadera procesión popular y tocábamos los hermosos caballos que precedían al centenar de personas que debidamente engalanadas solemnizaban la actividad donde la misión era acompañar al sacerdote que daba la comunión y visitaba a los enfermos. Los mayores estábamos embobados con el espectáculo de religiosidad rural popular, mientras que perdimos de vista a decenas de niños y niñas que -para nuestra sorpresa- corrieron a abrazar a los motoristas de Carabineros, con una admiración digna de destacar, mientras los funcionarios policiales les hacían cariño y les mostraban sus motos y sus cascos.
No hubo ningún progenitor que se preocupara de la escena; en definitiva, los menores estaban seguros y no hubo caso de sacarlos de ahí y explicarles que el foco de atención estaba en la procesión. Esta sencilla anécdota, la cuento todas las veces que puedo cuando -como una misión de gratitud personal- me reúno con funcionarios de Carabineros, para entregar algunas ideas e insumos que permitan mejorar su rol en el importante papel que ejecutan en el marco del sistema penal, entre otras tantas funciones que realizan. Luego de ello, siempre les pregunto, ¿Qué subyace a la escena que les he contado? Muchos de ellos, al unísono expresan con orgullo: “Eso es Confianza”.
En diversas partes del país donde he tenido la posibilidad de interactuar con los funcionarios en rincones tan apartados como la Isla de Chiloé o Rapa Nui (o Isla de Pascua) parto las charlas, dando cuenta de esa escena y luego les recuerdo que muchos hombres y mujeres han dado la vida por ese uniforme. En las catástrofes nuestros compatriotas y la gente común y corriente, busca apoyo y piensa en la divinidad y en la autoridad policial o como dijo el general Ricardo Yáñez: “Cuando la gente está en riesgo ¿de quién se acuerda? De Dios y de los pacos”.
Como toda obra humana imperfecta, también hay malos elementos; pues, como decía mi padre: “De todo hay en la viña del señor”. Sin embargo, en la balanza de las labores que realizan y el compromiso que manifiestan, lo positivo resalta y muy nítidamente, eso el pueblo chileno lo tiene muy claro y así se expresa en cualquier encuesta que mide el parámetro de confianza en las instituciones. Siempre es posible mejorar, en todo sentido y algunos estamos disponibles para aportar desde lo académico y la práctica que tuvimos en el sistema de justicia criminal, con nuestra visión y experiencia.
En mi carrera cuando fui Fiscal del Ministerio Público, interactué con millares de funcionarios de Carabineros de Chile, hombres y mujeres dedicados plenamente a su trabajo, el bien común. Un ejemplo de ello fue su inestimable apoyo en la investigación y esclarecimiento del llamado “Caso Zamudio”, el rol desplegado por personal especializado de OS 9 y Labocar fue de una calidad, compromiso y profesionalismo, que es un lujo para un interviniente penal; sólo por ello, la gratitud en lo personal y social hacia la institución es perenne; el lazo de afecto y cercanía con sus funcionarios -hasta en los perores momentos, como lo hace quien es leal y no de afectos interesados- nunca se ha puesto en duda y sin merecerlo, he recibido el cariño de sus integrantes, quienes agradecen que se valore su trabajo en su justa medida y se les entreguen insumos académicos para mejorar su labor en bien de la sociedad, pues la crítica constructiva hacia estos verdaderos servidores públicos, es recibida con beneplácito, si detrás de ello está el bienestar de una comunidad que ve en sus carabineros el amparo y socorro oportuno en momentos difíciles, bien vale la pena empoderarles y saludarles en su aniversario, para que se haga carne en las poblaciones y todos los lugares del país, los versos de su himno: “ … Duerme y no temas la sombra oscura/ Que allá en el valle su tul tendió/ Nosotros somos sol que fulgura/Carabineros de la Nación.”