Carlos Cerda y el valor de ser “conflictivo” e ir a “contracorriente” en la defensa de los DDHH. Por Diego Palomo

Ago 17, 2023 | Opinión

En la lucha por los derechos humanos, una figura que no puede olvidarse, menos en la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado, es la del ex ministro Carlos Cerda Fernández, quien desafió el miedo generalizado y el poder instalado para defender los principios fundamentales en medio de un contexto marcado por la dictadura de Augusto Pinochet. Bajo mi parecer, su ejemplo pone de manifiesto la importancia de ser “conflictivo” y actuar con valentía en la búsqueda de la justicia, reparación y dignidad.

El periodo de la dictadura cívico militar dejó una profunda herida en la historia de Chile. Durante esos años oscuros (relativizados hoy por algunos), se cometieron innumerables y horrorosas violaciones a los derechos humanos de compatriotas, incluyendo desapariciones forzadas, torturas y asesinatos.

Uno de los elementos que generó y genera críticas y frustración fue el papel asumido por el Poder Judicial de la época en la defensa de los derechos fundamentales de los ciudadanos. Sin eufemismos, este poder se alineó por miedo u otras razones incluso menos presentables con el régimen dictatorial en lugar de velar por la justicia y la protección de las personas, renunciando en los hechos a su función de amparo y protección.

La actuación general de los ministros durante y después de la dictadura ha sido objeto de vergüenza y desilusión para muchos. En vez de asumir una posición firme en contra de las violaciones a los derechos humanos y de trabajar en pro de la justicia, muchos ministros parecieron ceder a las presiones políticas y mantener una inacción impropia de la función jurisdiccional.

Esta falta de compromiso con los valores democráticos y los derechos humanos derivó en una pérdida casi total de confianza en las instituciones judiciales y en una sensación de impunidad para los responsables de las brutalidades cometidas.

Sin embargo, en medio de este panorama desalentador, figuras como Carlos Cerda Fernández se alzaron como ejemplos de excepcional coraje y valentía. Carlos Cerda no solo fue un juez valiente y brillante, sino que también fue un defensor apasionado de los derechos humanos en un momento en que hacerlo podía tener consecuencias. En lugar de ceder ante la presión y el miedo, Cerda decidió ir en contra de la corriente, asumiendo una posición “conflictiva” que lo llevó a enfrentar al poder establecido y a trabajar incansablemente por la justicia y la verdad.
El caso de Cerda es particularmente destacable porque, en un sistema donde el ascenso en la jerarquía judicial a menudo está vinculado con el conformismo y a lealtades espurias, él postergó su interés individual en pos de lo verdaderamente importante: la defensa de los derechos humanos y la búsqueda de la justicia. Esta postura va más allá de la mera vocación, representa un compromiso profundo con los principios éticos y la convicción de que el sistema debe ser desafiado cuando se aleja de su deber de proteger y garantizar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos.
La historia del ex ministro Carlos Cerda Fernández es un recordatorio poderoso de la importancia de ser “conflictivo” y valiente en la defensa de los derechos humanos, incluso en momentos oscuros y peligrosos. Su ejemplo reflota y subraya las críticas al rol del Poder Judicial durante y después de la dictadura de Pinochet, así como la vergüenza de la actuación de muchos ministros.
Sin embargo, también ilumina la posibilidad de la transformación personal y la lucha constante por la justicia, incluso cuando eso signifique ir en contra de la corriente. La valentía de figuras como Carlos Cerda nos recuerda que, en última instancia, son los actos individuales de coraje los que pueden cambiar el rumbo de la historia y preservar la dignidad y los derechos de todos.
Diego Palomo
U. de Talca

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