Fútbol bajo la óptica del VAR. Por Ernesto Vásquez

Sep 15, 2020 | Opinión

Ernesto Vásquez Barriga. Magíster y doctorando en Derecho. Académico de Derecho Universidad de Chile. Juez de policía local y secretario de la Segunda Sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP.

Cuando era sólo una idea y proliferaban las discusiones de pasillo sobre lo nefasto o no de “aplicarle tecnología al balompié”, nos aventuramos hace un lustro a entregar –como amantes del derecho y del deporte Rey- unas ideas y posturas sobre la implementación por parte del organismo rector mundial del Fútbol (FIFA) del nuevo instrumento llamado Video Assistant Referee, comúnmente conocido por su rótulo de VAR y el cual creemos, no es otra cosa, que la tecnología aplicada al servicio de la labor arbitral.

Muchos han denostado el fútbol, como el opio del pueblo y lo observan con desdén, como si fuera un deporte de masas (que lo es) pero de segunda categoría) y es para otros, en los que me incluyo, una sana competición que permite establecer una figura e institucionalidad al que subyacen valores muy relevantes, como la solidaridad, el compañerismo, la lealtad y la más hermosa directriz de vida: el amor incondicional. Parafraseando a Albert Camus, el Fútbol es lo más grande de lo menos relevante y una de sus cualidades que, implementos más o menos, nos permite a todos poder materializarlo por sus reglas simples y la pasión que provoca, este deporte y hacerlo colectivamente. No son pocos los intelectuales que lo desdeñan, empero son muchos los que lo enaltecen, el mismo Camus, solía decir que los valores más relevantes de la vida los conoció en el fútbol. Algunos creemos y abogamos para que, desde las universidades, se abran espacios de análisis y estudios sobre éste, no para intelectualizarlo y crear monopolios de conocimientos superior, muy por el contrario, para compartir los valores desde las universidades con las comunidades, acercando el derecho deportivo a la gente sea cual sea su condición, orientación, estatus o cualidad.

Pues el Fútbol además de valores es de alguna manera una manifestación del derecho y la resolución de conflictos de manera pacífica en el esquema del respeto que veintidós sujetos presentan ante un Juez, cuyas resoluciones son en el acto inapelables, sin perjuicio de las acciones ulteriores ante los tribunales deportivos.

Hoy el desarrollo humano y tecnológico nos presenta qué duda cabe nuevos desafíos, por ello, es menester adecuarse a los tiempos y la visita a las canchas del VAR con todas sus aristas es una oportunidad real y cierta de colocarnos al día con tales derroteros. El norte que se ha de buscar, es que prime la justicia deportiva como razón de ser del deporte. Aunque la historia no puede retroceder, recordamos –cuando nadie decía algo sobre este tema- que “ni la mano de dios” de Maradona ni el (no)gol de Inglaterra en los sesenta, hubieren sido consumados si a la sazón hubiere existido esta tecnología, evitando la gloria a quien injustamente engañó al juez con su accionar y la congoja infinita e injusta para el hincha que la padeció sin remedio.

Cabe recordar, que al inicio de la aplicación del sistema y con antelación, hubo voces que se negaban a legitimidad futbolística de tal instrumento, el ya famoso VAR, porque –se declamaba- aquel, le quitaba al deporte rey, la magia y la “picardía” que le era de la esencia, que lo hizo –se afirmaba- popular en todo el orbe. Cabe observar que, en estos lados del planeta, este aspecto, fue el más relevante, ya que se ha sostenido, que si bien los europeos y los ingleses en particular, inventaron el Fútbol, fue Sudamérica, quien le dio la esencia y la pasión con la genialidad de sus jugadores, entre otros el Rey Pelé.

No es menos cierto que hubo también surgieron voces que defendían a brazo partido la aplicación absoluta del sistema VAR, ello porque daba certeza y justicia, a los fallos referirles, en el entendido que toda obra humana es imperfecta y que la tecnología había llegado al fútbol mundial sin posibilidad de retorno, negarse a ello era –argüían- tapar el sol con la mano.

En este escenario, por nuestra parte, afirmamos en su momento que la existencia de este instrumento en manos de personal experto, criterioso e inteligente, con visión deportiva y aplicado solo a determinadas acciones relevantes, podría efectivamente ser un aporte sustancial al juego limpio y darle el halo de virtud que la picardía y la mal llamada chispeza, parece haberle quitado a este deporte. Expusimos entonces, una interrogante sobre la dinámica del encuentro, pues la tecnología mal aplicada podría frenar la agilidad y con ello, la magia propia y natural del deporte. Nuestras aprehensiones han tenido dispar respuesta, por una parte, en los torneos internacionales de carácter mundial, la aplicación de este instrumento, ha implicado una mejor y mayor justicia deportiva, ello unido al carácter cultural de las sociedades del viejo continente, han naturalizado solo con ínfimas polémicas, la necesidad de tener siempre presente al VAR como un mecanismo relevante en la resolución de conflictos deportivos en el verde rectangular, donde veintidós sujetos juegan con el hechizo del balón y el afecto de los hinchas por sus encuentros, sus casaquillas, historias y resultados.

La edición de la Copa América, nos dejó un sabor amargo en la aplicación de esta tecnología, hubo de todo, pero podemos resumir que fue un ensayo general a veces perverso; la lentitud en la consulta y toma de decisiones fue crucial para que dicho VAR haya quedado en deuda. El desafío era y es, que la experiencia mundial y el fracaso en cuanto a la agilidad del juego en la copa de este continente, haya servido para no repetir los errores exhibidos, el Var es un instrumento y no un fin en sí mismo, siempre ha de ser imperfecto pues al fin de cuentas tras de ello hay seres humanos, lo relevante es morigerar al máximo las arbitrariedades y las injusticias deportivas, la infalibilidad, para los creyentes solo está en la divinidad, la experiencia que muestra nuestro torneo nacional aún es un plazo breve para analizar con total objetividad si este instrumento ha colaborado al fin esperado la justicia e como norte y para ello, es menester tener como insumo un cambio cultural en las actitudes y actuaciones de los verdaderos protagonistas, los jugadores, para que buscando el respeto al rival logremos que el VAR como el mejor de los árbitros, pasen a segundo plano y se al fútbol los que nos dé alegrías en el marco de un justo triunfador; porque la justicia deportiva es la que debe primar en este juego que es más que una pasión, que alegra y no destruye –salvo al delincuente que se infiltra como hincha- y debemos ubicarlo en su sitial, porque si es bien entendido, el Fútbol pasión de multitudes, nos reúne a todos en un mismo estándar humano; nos apasiona con respeto, sabiendo que los jugadores son los protagonistas verdaderos y el juez, la expresión en la cancha del derecho deportivo que se respeta en paz; con todo, no debemos olvidar que hay cosas más urgentes, de las cosas menos relevantes, el fútbol es la más importante y apasionante con o sin VAR.

 

 

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