10 características de un compliance officer exitoso. Por Rodrigo Reyes

Mar 8, 2021 | Opinión

Rodrigo Reyes Duarte, abogado. Director Jurídico de Prelafit Compliance.

Si hay una labor o profesión en alza hoy en el mundo y también en Chile, es la de oficial de cumplimiento o compliance officer. Es que la ética en los negocios es hoy un imperativo en todas las empresas. Sabemos que las regulaciones son cada vez más complejas, pero además el estándar ético que exigen los grupos de interés en el desarrollo de los negocios es cada vez mayor.

Modelos de prevención de delitos de la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas (Ley Nº 20.393), Programas de Cumplimiento de la normativa de Libre Competencia (DL 211) y más recientemente los Planes de Cumplimiento de la Ley de Protección al Consumidor (Ley Nº 19.496), entre otros programas, están siendo desarrollados por muchas de las empresas en Chile.

Esto ha significado que quién ejerce la función de cumplimiento se ha convertido en un sujeto cada vez más empoderado y relevante en los negocios. Esta función es ejercida habitualmente por profesionales de distintas formaciones: abogados, auditores, ingenieros, periodistas, psicólogos, entre otros, ya sea de manera dedicada y exclusiva -en empresas más grandes y con más riesgos-, de manera adicional en un cargo determinado o incluso por el dueño, socio o accionista, en el caso de empresas más pequeñas. Pero más alla de la formación profesional de base, resulta importante ocuparnos de algunos elementos del perfil del cargo. ¿Podemos esbozar algunas características que debiera tener un compliance officer exitoso?  Acá algunas ideas:

Actualización. El compliance officer exitoso es un profesional que está al día. No solo conoce la normativa sectorial, sino que se preocupa de revisar las noticias para poder estar informado. En compliance es fundamental la mejora continua y uno esperaría mejoras permanentes en los levantamientos de riesgos – por ejemplo- no solo cuando surjan nuevas normativas, sino cuando existan señales de alerta aplicables a la empresa o sector en particular[1].

Estatura.Se trata de un profesional empoderado por la alta administración. Es decir que se encuentra designado por la alta administación y además goza de una buena “estatura” al interior de la organización, esto es: un buen nivel en relación con su formación, experiencia previa en cumplimiento, nivel de renta y presupuesto.

Negocio. Está conciente que el negocio de la compañía no es el compliance, pero que sin compliance ningún negocio es posible. El oficial de cumplimiento exitoso trata de ayudar a que los negocios se concreten mitigando al máximo los riesgos legales y reputacionales, pero al mismo tiempo ejerce su labor como gran solucionador de problemas. Así por ejemplo, si alguien en el negocio se acerca para obtener orientación sobre cómo manejar una situación desde una perspectiva de cumplimiento, debe poder apreciar el problema desde distintos ángulos y asesorar sobre la solución más adecuada. Y en muchos casos, por cierto, como se trata de dilemas éticos, la respuesta no es sencilla.

Decir “no” con empatía. El compliance officer exitoso dice “no” a determinados negocios siempre de manera empática. Aprovecha además la ocasión para que todos comprendan los riesgos involucrados y el fundamento racional de la decisión. Se trata de una importante tarea de persuación y de motivación.

Cercanía. El oficial de cumplimiento exitoso, además, se conecta con la gente, es empático y genera confianza. El que ejerce esta función debe conectarse con las personas a un nivel cercano, aprovechando el momento de un café, por ejemplo,  para involucrase en charlas triviales con los empleados y lograr ser percibido como uno más del equipo y no como un extraño.

Busca aliados. Un oficial de cumplimiento exitoso busca aliados en mandos medios dentro de la misma empresa para lograr apoyo y promoción del programa de compliance. Por ejemplo, puede resultar útil convencer a un jefe de premiar a algunos empleados que se hayan destacado por acciones de cumplimiento o por sus altas evaluaciones en las capacitaciones.

Comportamiento. El oficial de cumplimiento exitoso tiene claro que es un “arquitecto de decisiones”. Es decir cada norma autoimpuesta, cada medida, cada actividad de concientización, cada control, tiene también por objeto ir encauzando el comporttamiento de todos los empleados hacia el estándar deseado. Por ejemplo, un pendón con un mensaje interesante en materia de ética y que está localizado en el pasillo en que circulan habitualmente los ejecutivos principales de la organización, puede ayudar a modelar conductas o introducir elementos que permitan incidir en la decisión.

Protección ante represalias. Un oficial de cumplimiento se siente y está protegido frente a represalias. La opinión del oficial de cumplimiento puede causar tensión y por ello resulta importante que esté blindado y que su desviculación esté siempre muy fundada. Puede ser relevante considerar acá una entrevista de salida

Ética rentable. Un compliance officer exitoso sabe claramente qué resulta correcto y qué resulta incorrecto y es riguroso al momento de distinguir porque sabe que la ética es rentable en el mediano y largo plazo. Se suman lo justo a lo conveniente, diría Aristóteles. La ética ahorra costos, genera buena reputación corporativa, prestigio y termina convirtiéndose en una ventaja competitiva.

He esbozado algunos elementos que me parecen interesantes y que podrían incidir en el éxito de un programa de compliance. ¿Se te ocurren otros?

[1] Esto es importante además porque, entre otras cosas, en compliance no resulta admisible hablar de apetito de riesgo como expresión de tolerancia a incumplimientos y será determinante analizar, entonces, si un programa de compliance se ha ocupado de levantar todos los riesgos. El principio se puede enunciarse así: ninguna empresa que señale suscribir tolerancia cero a los delitos puede, al mismo tiempo, admitir conductas que importen su comisión. Por ello, no resultan admisibles matrices de riesgos penales que se ocupen solo de algunos de los delitos que pudieran generar responsabilidad penal de las personas jurídicas[1] y que excluyan, a sabiendas y ex ante, algunos de los conductas ilícitas que apliquen a su actividad. Esto lo señala expresamnete la norma ISO 19600.

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